LA IGLESIA: EMINENCIAS BRILLANTES …Y PROVOCADORES.
Recientes controversias públicas, con motivo de dar cumplimiento a un fallo judicial para que sea repartida por el Estado la llamada “Píldora del día siguiente”, ha determinado, una vez más, que algunos voceros de la Iglesia Católica asuman una posición contraria a las verdades confirmadas por la Ciencia y sus particulares creencias religiosas. Pero como ya no estamos en tiempos de la Santa Inquisición - que a duras penas puede entender un joven de nuestra época - una reacción masiva, especialmente de mujeres apoyada por varones, no se hizo esperar. Como siempre, el que agitó las aguas no pudo ser otro que el incontenible Cardenal Cipriani, pese a que estaba de capa caída. Un provocador casi profesional, cumplió su objetivo con la eficacia digna de su larga experiencia al respecto.
No vamos a sumarnos aquí a las críticas acerbas que, con razón, le han hecho por sus despropósitos y de las que él más bien parece disfrutar. Le gusta el conflicto, hostigar, y a falta de talento para hacer si no innovaciones teológicas – como el padre Gustavo Gutiérrez – al menos evitar plagiar de sus propios superiores jerárquicos. Ahora, nos mueve más bien un sentimiento de justicia y un reconocimiento a la Historia y a la evolución de las Ideas especialmente Políticas y Filosóficas. No todo ha sido oscurantismo ni vida monacal en la Iglesia. Ella ha tenido eminencias intelectuales en la Antigüedad y en la Edad Media. Baste citar a dos nombres célebres: San Agustín de Hipona y Santo Tomás de Aquino.
SAN AGUSTÍN fue, ya mayor, un converso al Cristianismo. La primera vez que supe de él y me interesó, fue cuando por ahí leí que había sido “un calavera” – en el lenguaje de hoy “un mundano” – que tuvo una pareja estable por varios años y un hijo. De esa época – de su crisis de tránsito al Cristianismo debe provenir esa frase: “Señor, te ruego hacedme casto, pero no por ahora”. Ella debe estar en sus famosas “Confesiones”, libro de su juventud. Su obra fundamental es “La Ciudad de Dios”, que antes figuraba en la Historia de las Ideas Políticas y de la que aún guardo un ejemplar que se resiste a rendirse ante la erosión del tiempo en la biblioteca – no donada – de mi casa. “En la historia coexisten la Ciudad del Hombre, volcada hacia el egoísmo, y la Ciudad de Dios que se va realizando en el amor a Dios y la práctica de las virtudes, en especial la caridad y la Justicia”, dice. “Ni Roma ni ningún Estado es una realidad divina eterna, y si no busca la justicia se convierte en un magno latrocinio”. San Agustín fue uno de los grandes talentos del primer milenio, fue declarado “Doctor de la Iglesia” y hay quienes lo consideran un genio de la Humanidad.
SANTO TOMÁS DE AQUINO, para la posteridad, incluyendo las escuelas de Filosofía Dialéctica materialista, se le conoce simplemente como Tomás de Aquino y a su doctrina como “Tomismo”. Él nació en Italia, pero viajó mucho para su época. De inteligencia extraordinaria, se dice que sabía la Biblia casi de memoria. Pero sus preocupaciones intelectuales de la época lo llevaron a estudiar en la famosa Universidad de París en donde se graduó de Doctor – sin comillas – a los 31 años, para luego pasar a enseñar Teología en ese prestigioso centro superior de estudios. Su conocimiento profundo de Aristóteles lo llevó a concebir a la Lógica aristotélica como una disciplina que no era incompatible con los principios de la Fe cristiana, surgiendo entonces la Escolástica: Movimiento Filosófico y Teológico “que utilizó la razón (…) para comprender el contenido sobrenatural de la revelación cristiana”. Su obra trascendental fue la “Summa Teológica”, libro de densa y disciplinada exposición sistemática (citado en cualquier Tratado de Filosofía). Con él termina la filosofía Medieval, para dar paso a la era Moderna. Declarado “Doctor de la Iglesia” se le considera también “Patrón de las Universidades”, sin duda por el sentido académico que dio a sus estudios y a su vida. (La Universidad de Trujillo se fundó como la U. de Santo Tomás y Santa Rosa, luego se la conoce como de Bolívar y Sánchez Carrión)
En un momento de susceptibilidades femeninas que vivimos en el Perú y sin discutir en el lugar que ocupa la mujer dentro de la organización y jerarquías de la Iglesia, debemos decir que también existieron mujeres de un alto nivel intelectual y cultural como SANTA TERESA DE JESÚS. Ella tuvo una importante producción literaria religiosa y en su tiempo fue distinguida como “Doctora Honoris Causa” por la famosa Universidad de Salamanca. También la Iglesia lo declaró: “Doctora de la Iglesia Católica”.
SOR JUANA INÉS DE LA CRUZ, exponente del Siglo de Oro de la Literatura Española, nació en España, pero vivió en México. Su obra literaria fue vasta y obviamente tocó temas religiosos y, para asombro de la época, también mundanos. A ella se debe la autoría del “Hombre necio…” que en un conocido verso sentencia: “¿O cuál es más de culpar, / aunque cualquiera mal haga: / la que peca por la paga /o el que paga por pecar?” El Feminismo ha querido ver en ella una adelantada luchadora por los derechos de la mujer, pero lo cierto – pensamos – fue una mujer que por su amor a la sabiduría humana como a Dios, se adelantó a su tiempo. Ella se moría por estudiar y pedía a sus familiares a su cargo hacerlo en una Universidad, en tiempos en que las mujeres no podían ingresar a ellas. Había que disfrazarse de hombre. . .
Pero el pensamiento Católico, no solo ha tenido como exponentes a Santos, verdaderas lumbreras de la inteligencia que, a nuestro juicio, si hicieron milagros, tal eventualidad corresponde al campo de las creencias y de la fe; personalmente nos interesa por sus aportes en la evolución del conocimiento y de las ideas del Hombre a través de la Historia. Queremos decir que también fuera de los monasterios ha habido ilustres representantes de ese pensamiento. Por ejemplo JAQUES MARITAIN, filósofo católico de gran gravitación en la postguerra, quien rechazó tanto al nacionalsocialismo de Franco como al comunismo por ateo. Él propugnaba un sistema democrático con participación popular. Fue uno de los primeros en escribir sistemáticamente sobre “Derechos Humanos”, libro cuya lectura nos inició en el tema a la gente de mi generación.
En el Perú no podemos dejar de nombrar a VÍCTOR ANDRÉS BELAUNDE, eminente jurista, diplomático, internacionalista, católico, quien llegara a ser Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, y publicara un libro de nivel: “La Realidad Nacional”, una visión ideológica contraria a “Los Siete Ensayos…” de Mariátegui. Muy leído en su momento. Por último, cerraremos con el Padre GUSTAVO GUTIÉRREZ, creador de la “Teología de la Liberación”, cuyo prestigio intelectual es reconocido internacionalmente para orgullo de los peruanos. No se trata, pues, de criticar creencias religiosas, sino poner las cosas en su lugar evitando que en el S. XXI se diga que la Tierra es el centro de nuestro Sistema planetario y que Galileo se equivocó, aunque hasta hoy siga dando vueltas al Sol. Un zafio no deja de serlo porque luzca sotana y solio. No se puede ser tolerantes con quienes hacen del conflicto un fin.