#ElPerúQueQueremos

FIDEL: MUERE UN HÉROE, NACE UN EJEMPLO HISTÓRICO

Publicado: 2016-11-29

Fidel: 

Dentro de la nutrida correspondencia que estás recibiendo, post mortem, habrá una de un desconocido que no es ilustre como otros que te han escrito: es la mía. Te conocí el 26 de julio de 1960, conmemorando un aniversario más del Asalto al Cuartel Moncada, en Santiago. Esa vez no lograste el triunfo, murieron muchos de tus compañeros; pero no te mataron. Tus enemigos no se perdonarán nunca no haberlo hecho.

Cuando salí del Perú, más o menos hacía 15 días que no había noticias de ti. Tu ausencia de los escenarios públicos, determinó que se tejieran una serie de conjeturas, algunas tenebrosas. En “La Prensa” de Lima - diario de un oligarca - Enrique Chirinos Soto, uno de los pocos periodistas reaccionarios talentosos, publicó esta versión al respecto: “Fidel ya está 3 metros bajo tierra. En la lucha por el poder han tenido una reyerta con el Che y este ha sido más rápido con la pistola”. De modo que estando ya en La Habana, inquirimos sobre tu ausencia. Nuestros anfitriones nos dijeron que para esa noche estaba programada una concentración en un Estadio de beisbol, donde hablarías. Fuimos el grupo de peruanos al oscurecer, lloviznaba, pero igual la gente en masa avanzaba por las calles. Casi al llegar nos cruzamos con el Comandante Faure Chomon, del Frente “Escambray”.

A un costado del Estadio había un improvisado tabladillo. Tres filas de barbudos estaban de pie en una gradería, para oficiar de muro humano que cubriera tus espaldas. El estadio estaba repleto. Por fin anunciaron la presencia del líder: una gran ovación te recibió. Subiste al estrado, pero se te vio notoriamente abrigado. Era evidente que no estabas bien, pero vivo. Me dije en silencio, ¿pero si no estaba 3 metros bajo tierra? ¿El gran Houdini lo habría logrado? Desde entonces, por décadas leía y comentaba con sorna las noticias de tu muerte, siempre deseada por esa fauna cadavérica proimperialista que aún hoy no podrá ser satisfecha por tu acertada determinación de ser cremado.

Pero volvamos al escenario del meeting. Comenzaste tu discurso. Silencio absoluto. No pasarían ni diez minutos y comenzamos – con angustia – a constatar que la voz se te apagaba. Todo fue tan rápido y se te fue la voz: “El día que Fidel se quedó sin voz”. Nunca en tu vida nadie te hizo callar. Que yo sepa ahora nadie lo ha recordado. De un termo te dieron una bebida, pero fue inútil. El estupor hizo presa de la multitud que repetía tu nombre. Las lágrimas comenzaron a brotar. El conductor anunció que no era nada grave y que continuaría la actuación por el aniversario. Entonces en coro, comenzaron los gritos: ¡Raúl! ¡Raúl! Él se encontraba con otros comandantes sentado en el suelo. Se puso de pie. El transitorio desconcierto se rompió cuando tu hermano en un premonitorio anuncio te sucedió. Rápidamente se trepó al tabladillo y con esa voz metálica, estentórea, que lo caracterizaba, empezó a hablar. Si mal no recuerdo dijo que ¡La Revolución no puede detenerse un instante ni dejar de tener un Comandante que la conduzca! Finalmente, ya calmados, cubanos y visitantes internacionales, fuimos abandonando el estadio.

Luego nos visitarías en el Hotel Habana Riviera, según tu estilo, sin previo anuncio. De ella guardamos una histórica fotografía. Todos muy jóvenes, contemporáneos. Pensando que la cosa era fácil decíamos con De la Puente: “Por qué ellos sí y nosotros no”. Con mayor razón si veníamos de un partido político que nos encandiló con una Revolución que luego de varios intentos se convirtió en “Claudicación” hasta terminar en el desván de los trastos inservibles para hacer caminar al pueblo hacia la conquista de la Justicia Social.

Ahora, con tu partida, Fidel, se hablan tantas cosas de ti como si la Historia se escribiera para satisfacer pasiones. No eras socialista ni comunista – como hoy afirman los ignaros – procedías como la juventud de entonces, de partidos reformistas y democráticos, las circunstancias te llevaron a donde tenías que llegar, pero esta no es la hora de dar explicaciones a los mendaces. No eras un “resentido social”: procedías de una familia acomodada, terrateniente. La Reforma Agraria que luego hiciste, tenía que comenzar por casa. (Fue el caso de uno de tus seguidores egregios en el Perú, Luis de la Puente, abatido en el intento) Te tocó vivir bajo el oprobio de la sanguinaria y corrupta Tiranía del Sargento Fulgencio Batista. Tenía en su haber cerca de 20,000 muertos, en su mayoría jóvenes estudiantes muchos de los que para escarmiento aparecían colgados por la garganta de las verjas de hierro de algunas casonas. A otros, los “chivatos” los fulminaban en las calles. Y el horror de las torturas: ¿Quién ahora se acuerda que a la heroína del Moncada, Haydee Santamaría, ya presa, al preguntar por su hermano Abel también encarcelado, “El Tigre”, un asesino con uniforme, le lleva en una bandeja los ojos de su hermano para que los reconozca, por no haber querido delatar a sus compañeros? Para qué seguir con la lista de queridos dirigentes de las Federaciones Universitarias ametrallados a plena luz del día, como José Antonio Echevarría (“Manzanita”) carismático líder del “Directorio Revolucionario”. En revistas como “BOHEMIA” de la época se puede ver el horror de esos infaustos antecedentes que hoy nadie recuerda o trata de ocultar, para presentar la falsa imagen del “dictador” ansioso de poder.

Tú no fuiste, Fidel, un “Rebelde sin Causa”. Tenías razones de sobra para rebelarte, pese a que pudiste dedicarte a la gran vida como ocurre con burguesitos de pacotilla, de pobres países - moral y económicamente - como el Perú. Tú ejerciste el “Derecho de resistencia a la Opresión “ o el “Derecho de Insurrección”, como se le llama ahora. Triunfaste, pero no fuiste iluso en contentarte con solo derrocar al Tirano Batista quien huyó con las maletas llenas de dólares una las cuales se abrió al subir al avión regando en la pista los billetes robados a Cuba. Eso lo querían los “demócratas” light, para que todo vuelva a ser igual. Otra vez el Poder de siempre en connivencia con el Imperio, con cambio de guardia de sirvientes nacionales. Fallaron también quienes pensaron que a un grupo de muchachos, era fácil engañarles o comprarlos con dinero que sobraba, con mujeres o tal vez hombres que en la Cuba de entonces habían importantes personajes con relaciones internacionales que incluían al Perú. No contaron que tenían que vérselas con revolucionarios con una sólida conciencia política y acendrada moral que estaban dispuestos a morir pero jamás a arrodillarse. E hiciste una REVOLUCIÓN que otros prometieron y nunca hicieron. Mueres, es verdad, pero después de haber visto devorar por los gusanos, a todos tus enemigos que quisieron asesinarte desde presidentes del poderoso Imperio del norte hasta intelectualoides que predijeron tu muerte. Comandante: mueres sin derrotas. Ahora eres ejemplo histórico. Y a los ejemplos no se matan.


Escrito por

Sigifredo Orbegoso

Doctor en Derecho: Constitucionalista. Ha enseñado en varias Universidades especialmente en la UNT (Decano)


Publicado en

Dejemos de hablar a media voz.

No siempre se llama al "pan pan y al vino vino", por razones de interés o compromisos de otra índole de los cuales yo carezco.