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FIDEL Y LOS HIJOS DEL ORDEN ESTABLECIDO

Publicado: 2016-12-02

Cuando muere un gigante, desde la prehistoria, la comunidad animal o humana, se han conmovido. No ocurre lo mismo cuando el que perece es un gusano: pasa inadvertido hasta para sus congéneres, esos vermes que siempre son parásitos. Nunca tienen vida propia. En política hay gigantes y hay pigmeos. Los primeros, los especialistas ya lo han señalado: marcan épocas históricas; los otros son eco o son silencio. Los unos irradian luz, los otros apenas sombras. En los Museos, las salas donde están sus fósiles de los Dinosaurios, son las más visitadas. Muy pocos o nadie va donde están las lagartijas. 

Fidel ha muerto: no pocos “le pegaban sin que él les haga nada, con palo con sogas”. Pero millones le agradecían con lágrimas o con un silencio que se oía a leguas. Se va invicto. Y eso les duele a quienes ya no podrán matarlo. Podrían haberlo enterrado de pie, pero él quiso yacer como uno puñado de cenizas. Así, tampoco los gusanos podrían tener su largamente esperado banquete. Pero como los grandes cometas, deja tras de sí una muy larga estela luminosa, con su paso por la vida él ha dejado discusiones, como todos los grandes de la Historia. Muy a su pesar, pocos pueden ignorarlo. En este trance, algo quisiéramos decir.

Nadie está obligado a ser revolucionario, ni siquiera de izquierda. Puede ser reaccionario o de derecha. Es su prerrogativa. Como tampoco nadie puede ser Santo de tal religión o de cualquier otra. Pero a lo que todos están obligados, creemos, es a ser consecuentes y honestos. Si alguien quiere hacer fortuna que la haga – como dice ese viejito sabio de Pepe Mujica – “pero no use con tal fin ni a la política que está para servir, ni a la religión que está para rendir culto según particulares creencias.” Igual debemos serlo en nuestras críticas o reconocimientos: no mentir, menos calumniar o afirmar lo que se desconoce.

Peor aún, nos parece repugnante que anticastristas asalariados, algunos de los cuales han convertido en una profesión rentable pasarse toda la vida atacando a Fidel, estén, ahora, tratando de ensuciar su nombre con el miasma que sus patrones les alcanzan. El pueblo y gente de bien, se encargará de limpiarlo las veces que pretendan ensuciarlo. Pero hay otra categoría que en estos momentos ha quedado al descubierto: son los que parecían, no digamos revolucionarios, ni mucho menos, que en estos momentos ya no es fácil determinar siquiera su marco teórico y su praxis, sino de una izquierda democrática, progresista o contestataria ante las graves injusticias de un orden social condenable.

Así hemos visto cómo algunas personalidades que parecían serias y respetables, en este momento crítico se despintan y sale del fondo de su conciencia lo que en realidad no eran. lo que aparentaban. Un proimperialista, reaccionario es normal que critique a Castro: es su enemigo natural. Que a un capitalista le repugne el socialismo, se entiende. Lo que no se comprendería y parecería sospechoso es que un obrero abrace las ideas de quienes lo explotan. En los casos a los que nos referimos, por razones de la cultura que poseen, no es comprensible que no sepan o entiendan lo que es una Revolución, las grandes dificultades y problemas que ella supone. Pretender que quien la ha hecho arriesgando su propia vida, no pueda haber cometido algún error o criticarlo ignorando los motivos que tuvo para tomar tal o cual decisión. Por ejemplo: Nacionalizó el Comercio Exterior, ¿por qué? Pues porque como en Chile de Allende, toda una conspiración empresarial con ayuda exterior generó una escases artificial que si no se tomaba esa medida era imposible hacer andar el país. ¿Por qué entabló relaciones diplomáticas y comerciales con la URSS y los países del Bloque Socialista? ¿Por fastidiar a los demócratas puritanos? No. Si EE.UU le había dejado de comprar azúcar que antes a la oligarquía exportadora le compraba a precios especiales, ¿a quién le iba a vender? ¿De qué iba a vivir Cuba? Si se agrega que las invasiones habían comenzado – Bahía de Cochinos – y la amenaza de una invasión como de las tantas que EE.UU ha realizado en América y el Mundo era inminente, ¿qué hacer? No hay que olvidarse que Cuba ya había sido expulsada de la OEA, con violación flagrante del derecho a la Libre Determinación de los Pueblos, a la Soberanía y a la Igualdad entre los Estados: ¿qué esperanzas? Nadie se acuerda ahora de la errada política que tuvo la Casa Blanca al “empujar” de ese modo a Castro a buscar la protección del Bloque Socialista, según opinión oportuna de importantes expertos.

Si Castro no hubiese sido el que fue, habría seguido el camino recorrido por muchos políticos Latinoamericanos: el de la Claudicación. Arrodillarse para que le perdonen la vida y le den un poco de alimento como una colonia más de una época histórica ya superada. Por eso es explicable que en sus reproches al “Dictador”, no mencionen nada de lo que significó la época de Batista, nada del Bloqueo que supuso no solo a EE.UU sino a los demás países a los que él amenazó con tomar represalias para aquel que comerciara con la Isla. Nadie se ha acordado de Guantánamo, territorio cubano que le sirve como un enclave yanqui sin ningún derecho. ¿Y las libertades? ¿Para qué las querían? Obvio: para minar y sabotear la Revolución. Para infiltrarla, para que la CIA estableciera una filial en la Habana. ¿Alguien de los críticos ha tenido en cuenta estos y otros peligros como los cientos de atentados para matarlo?

LOS HIJOS DEL ORDEN ESTABLECIDO, no son pues sino esos periodistas, profesionales, empleados, que sin ser capitalistas, tienen un lugar, una ubicación en la estructura social que vivimos y que los ingleses le llaman el “establishment”. Allí, ellos tienen un estudio jurídico, un consultorio de psicoanálisis, son editorialistas de planta que ejercen el derecho a la libertad de expresión que no había en Cuba, pero que no es otro que “el derecho que tienen para estar de acuerdo con el dueño del periódico o del Canal de TV”. También están quienes son viejos defensores (as) de DD.HH que ven solo los que faltan en Cuba y no los que ha cumplido con creces la Revolución y son ampliamente difundidos. Allá a nadie le pagan para que defiendan los D.H. Aquí sí y hasta hay ONGs. No nos vamos a ocupar de los herederos o parientes que en un pasado cercano gobernaron el Perú en su provecho sin ser “dictadores”.

Todos ellos pues, son “progres”, pero que están bien ubicados u absorbidos por ese Orden al que naturalmente solo quieren maquillarlo, pero no cambiarlo radicalmente en favor de las mayorías. Sus intereses pueden peligrar, porque ellos están bien allí donde están. Y siempre hay caminos para ascender. Están contentos con lo que Dios les ha dado y les importa un rábano que a la gran mayoría en el Perú y el mundo, Dios no les haya dado ni comida, ni techo, salud menos educación. Eso le interesaba a un “Dictador” como Fidel. Y lo ha conseguido. Por eso su pueblo lo llora y lo acompaña hasta su última morada, como no ocurrirá con muchos “demócratas” que a pura penas serán recordados por sus familiares. Una Sociedad Igualitaria y Solidaria no es fácil de entender por hijos de un Orden Establecido para grupos privilegiados.


Escrito por

Sigifredo Orbegoso

Doctor en Derecho: Constitucionalista. Ha enseñado en varias Universidades especialmente en la UNT (Decano)


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Dejemos de hablar a media voz.

No siempre se llama al "pan pan y al vino vino", por razones de interés o compromisos de otra índole de los cuales yo carezco.