DESASTRES NATURALES Y SOCIALES: CAUSAS Y SECUELAS
En un sentido tropológico, es lícito comparar los desastres naturales - como nuestros recientes “huaycos” e inundaciones con todo lo que significan de destrucción y muerte - y los desastres sociales, siempre contaminados con un ingrediente político inevitable, pero igualmente destructivos: unos con sus “avalanchas” de lodo y los otros con ríos de sangre. Cada cual pertenecen a dos mundos bien definidos: los primeros al Mundo de la Naturaleza, con sus fuerzas que les son propias. Ese mundo está regido por sus propias leyes que les son inherentes y determinan su evolución y explosiones. Los segundos constituyen el Mundo Social, integrado por la especie Humana y como el primero, también se rige por sus propias leyes que le son inmanentes y que fijan su EVOLUCIÓN a través de los siglos.
Los desastres sociales se manifiestan en revoluciones, guerras civiles o internacionales y hasta mundiales. No sin razón un pensador ha dicho que “La Historia de la Humanidad es la Historia de las Guerras”. El hombre siempre ha estado en guerra, pretextos no le han faltado: disputas de territorios, riquezas naturales, dominación política, etc. El resultado: millones de muertos que aún yacen bajo los escombros de las ciudades. Pero algunos conflictos bélicos pueden ser evitados, pueden prevenirse, como también algunos desastres naturales, al menos para que sus efectos no sean tan terribles. Pero para esto hay que tener en cuenta el carácter de las Leyes que rigen a la Naturaleza; estas son las llamadas “Leyes científicas” a las que caracteriza su “necesidad”, lo que quiere decir que “necesariamente van a ocurrir”: el día sucede a la noche, las estaciones son cuatro al año y tienen su orden de sucesión, la gravedad es una Ley que no se puede derogar, aunque ciertos políticos alguna vez hayan ofrecido hacerlo. Por las leyes de la herencia los perros engendran perritos, los loros loritos, y no gatos o cuervos, respectivamente. Hasta los boleristas saben que: “Es la ley de vida el nacer y morir”. Y cuando se acaban las pilas aunque se mande decir varias “misas de salud”, la máquina humana se para y punto.
Por su parte la Sociedad también tiene leyes en cuanto está conformada por una especie que nace con la Naturaleza y forma parte de ella. Su desarrollo está determinado por las condiciones materiales en que le toca desenvolverse. Si la Esclavitud fue primero, el Feudalismo fue después, el Capitalismo le sucedió y este determinó el nacimiento del Socialismo, no ha sido por capricho, ni a ningún científico, filósofo o economista de prestigio, se le ha ocurrido que hubiese podido suceder al revés. Pero en el caso de la Sociedad ella también está regida por OTRO TIPO DE LEYES: LAS NORMAS DEL DERECHO. De acuerdo a estas la Sociedad mundial se divide en ESTADOS y estos en Órganos o Poderes y sus correspondientes INSTITUCIONES de distinta naturaleza que cumplen variadas funciones. Las personas o ciudadanos están sometidos a esas normas y al mandato de las autoridades y Gobernantes. Creemos que es suficiente esta idea básica para que nos sirva de sustento al problema que queremos llegar.
Ante estas dos grandes esferas en que se desenvuelve la vida de la Humanidad, existen dos cosmovisiones: la Científica que estudia como realidad, como hecho, y busca la VERDAD. Y las que ofrecen las diversas Religiones y respectivos dioses, digamos de acuerdo a un conjunto de CREENCIAS o tradiciones que se transmiten desde épocas inmemoriales y que han ido haciéndose más complejas conforme en avance cultural del hombre. Tiene un carácter DOGMÁTICO y, por lo tanto, no admite un pensamiento que le contradiga ni la prueba en contrario. Lo que pasó con Galileo y la Iglesia fue patético y muy ilustrativo. Los Libros sagrados como la Biblia, el Corán, Talmud, etc. fueron escritos de una vez y para siempre. Sus autores, versiones generalmente de revelaciones divinas, son siempre discutibles y sujetas a interpretaciones. Pero hay una constatación evidente: al margen de lo que digan ellos y hay filósofos o científicos más tajantes que señalan: con la tesis de la existencia o inexistencia de Dios, la evolución del Mundo y de la Sociedad seguirán su curso en forma inalterable. (Einstein, físico, Stephen Hawking, astrofísico y cosmólogo, F. Miró Quesada Cantuarias, filósofo, Darwing, etc) Nada serio ha podido afirmarse con fundamento en contra esta tesis. Solo los charlatanes han anunciado por ejemplo el “Fin del Mundo”, señalando día y hora. Muchos de esos “profetas” ya no existen y el mundo sigue girando.
Pues bien. La Sociedad como parte de la Naturaleza y ella organizada conforme a Derecho, no siempre navega sobre aguas tranquilas. Si la naturaleza tiene fuerzas y energía que al ser liberadas pueden causar un terremoto, un aluvión; la Sociedad también en su seno tiene capas, estratos sociales que rozan y pugnan, produciendo conflictos que afloran muchas veces con tal violencia que pueden causar conmociones devastadoras y trágicas. Revoluciones por ejemplo, como fueron la Francesa, la de Rusia zarista, la de México, etc. En el Perú la Guerra con Chile, dejó huellas imborrables: ciudades destruidas y saqueadas y el alma manchada por el oprobio. Los ejemplos siguen, por supuesto, cuyas citas son innecesarias. Ha habido muchas conmociones menores, pero no por ello indeseables.
En estos días se ha hablado mucho de la imprevisión, sobre todo por tratarse de fenómenos naturales cíclicos ya conocidos. Sin embargo, ha quedado demostrado que quienes tenían la responsabilidad de tomar las medidas correspondientes, no las han hecho o las han hecho mal. Tratándose de los fenómenos político-sociales, ellos también son conocidos en ámbitos determinados en cada país. Si por acción de grandes intereses nacionales o extranjeros, por ambiciones personales o partidarias, estos no se abordan correcta y oportunamente, las reacciones populares pueden entrar en ebullición y rebasar los canales institucionales y substituir de facto las normas que resulten obsoletas o injustas. Y hasta autoridades, en cuyo caso los resultados serán imprevisibles. Bastante tenemos con los problemas derivados de la CORRUPCIÓN Y LA FALTA DE AUTORIDAD, que ha permitido que PPK haga una declaración de repercusión internacional. Con la mayor frescura ha dicho que no instaura el ESTADO DE EMERGENCIA porque los Alcaldes podrían hacer obras o adquisiciones tramposas sin licitación. No lo decía un enemigo del Perú, lo decía su Presidente sin ruborizarse, pues es su color natural como sus vínculos con los grandes negocios. Sus infortunadas declaraciones abren la posibilidad de muchas interpretaciones, todas negativas para el Perú. En 1970 como consecuencia del terremoto de ese año en Trujillo, se dieron varias leyes de Emergencia, entonces bajo el Gobierno Revolucionario de Velasco y como primer Alcalde el Ing. Miguel Zamora de Brito - un hombre de honradez acrisolada - no se produjeron actos de corrupción alguna, según comprobaron los gobiernos que vinieron luego. No está de más recordar que las masas populares también destruyen, como los huaycos de lodo y piedra.